Cuando somos niños, sólo vivimos el momento. Nos dedicamos a jugar, distraernos con cualquier cosa y los adultos nos imponen algunas obligaciones como el colegio, creencias y formas de percibir la vida. De aquí nacen los primeros perjuicios que nos acompañarán durante todo nuestro viaje e incluso nos condicionarán en gran medida, «Los Miedos del Adulto Mayor»
La mayoría de las personas focalizan su energía en ser los mejores en sus estudios, en sus relaciones sociales, en sus trabajos y en infinidad de aspectos que la sociedad premia de numerosas maneras. Para esto existen muchos maestros que te pueden enseñar a un módico precio. A mí nadie me enseñó (ni pagando por ello), lo que siempre quise tener, Estabilidad Emocional.
Deberíamos prestar más atención en la gestión de emociones para crear individuos y sociedades mucho más humanas, comprensivas y empáticas, inventando una vida en común más plena y respetuosa con nosotros mismos y con el resto de los pobladores de este «nuestro planeta».
Los miedos se educan Reconociéndolos, Aceptándolos y Trabajándolos para acoplarlos a nosotros, no nosotros a ellos.
Reconocer los miedos que poseemos en nuestro interior, podríamos decir que es mirarte por dentro y ver las zonas que nunca has querido ver de frente, que siempre has dejado para otro momento, porque el simple hecho de mirar esos pensamientos propios tan negros, te han creado aún más ansiedad. Se han de reconocer a oídos de todos, sin perjuicio alguno, ese es el primer paso en este viaje.
La Aceptación quizás podríamos decir que es la comprensión de que los miedos descontrolados son más poderosos que nosotros mismos, entonces no se trata de eliminar el miedo, sino de saber y aprender a convivir con él por propia voluntad y decisión, nunca sin querer renunciar a ellos.
Trabajar los miedos una vez que los has aceptado es simplemente ir controlándolos en tu mente. Aprenderás a gestionarlos en la intensidad que desees sentirlos y los desplazarás en la misma medida que desees encontrarlos.
» Así se podrá vivir en paz y amor contigo y lo que te rodee»
Existen infinidad de miedos al igual que infinidad de personas, pero existen algunos que suelen ser muy comunes entre las edades más avanzadas:
Miedo a la soledad, a la pérdida de movilidad (de no poder valerse por uno mismo), a la incomprensión, al rechazo familiar y social, al maltrato en toda su formas, a sufrir Alzheimer, Parkinson, cáncer, pérdida de vista, miedo a la muerte y al sufrimiento físico y psíquico que pueda acarrear esta, tener miedo a ser atracados, asaltados o sufrir un accidente en el hogar o en la calle y verse solos, etc.
Reflexiona, piensa que el miedo no existe de forma material, lo creamos nosotros mismos como arma de defensa ante las adversidades de la vida para estar siempre en alerta de lo malo que puede sucedernos, pero es la obsesión a los miedos el que debemos controlar en nosotros para poder estar en una mejor sintonía.
El miedo nos paraliza, no nos muestra la realidad de las cosas siendo muy subjetivo, confundiéndonos continuamente sin poder tomar las decisiones libremente, sin coacciones, por lo que no podremos cubrir correctamente nuestras necesidades.
El miedo descontrolado te limita la vida y llega a anularte por completo como persona.
«Alégrate si ya no estás fuerte como un roble; fue porque empleaste la energía en construir, también eres arquitecto de tu propia vida».
Para autoayudarse frente a los distintos miedos, existen infinidad de consejos y pautas a seguir, pero lo real en todo esto es que sólo dependerá de ti el poder ir dando pasos hacia el autocontrol. No importa la edad que se tenga, más importante son aspectos como la predisposición a querer salir de esos estados, del grado de miedo que se posea, incluso de la propia genética…
"cuando Somos y dejamos de ser"
Algunos consejos y recomendaciones que nos podríamos dar:
– A muchas personas les ayuda hablar de su pasado, recordando momentos felices, tareas que desarrollaban, decisiones que tomaron, etc.
– Sociabilizar e interactuar con otras personas siempre es aconsejable, donde se pueden intercambiar impresiones y consejos, siendo prácticas muy recomendables que podemos llamar terapias coloquiales gratuitas, pero ojo, selecciona bien a las personas con las que realizarlas.
– Marcarse pequeñas metas que estimulen y hagan más agradable la rutina de 24 horas.
– Terapia ocupacional: Actividades físicas en la medida de lo posible, juegos de memoria, colorear, escuchar música, leer, tener compañía de alguna mascota, ir a misa y un etc. super infinito. ¡Eso sí!, lo que hagas, te debe motivar, atraer de alguna manera para que te enganche y continúe en el tiempo.
– Cuidados médicos de calidad es importante para sentir cierta seguridad.
– Debemos cultivarnos todos los días de nuestra vida (aquí no hay feriados ni días de descanso).
A mí me ayudó mucho a comprender que por muy buenos amigos que lleguemos a tener, nunca deberán ser mejor amigo que soy yo conmigo mismo y nadie debe de cubrir o eliminar nuestra soledad mejor que nosotros mismos, porque con mis miedos incontrolados me ocurrió que «nadie me hizo tanto daño como el que yo me hice» y con el control de mis miedos me ocurre que «de nadie he recibido tanto amor, respeto y admiración como el que yo me he hecho sentir».
En definitiva, se puede aprender a sentir que mi vida empieza en mí, soy yo (el que nadie ve) con el que puedo y quiero vivir el resto de mi vida. Sabiendo vivir contigo sin engaños, sabes vivir con la mayoría de las personas.
¡Todo se puede!, Desde Luz de Guadalupe, no cesamos en el empeño.